La mayoría de las mujeres en el Renacimiento acababan siendo madres, y
la maternidad era su profesión y su identidad. Las mujeres pobres deban a luz
cada 24 o 30 meses. Las mujeres ricas tenían más hijos que las pobres. La necesidad de asegurar la descendencia ,
para garantizar una trasmisión efectiva
de la riqueza, las forzaba a ser fértiles

Los niños que sobrevivían
eran amamantados entre 18 y 24 meses. En Europa la mayoría de las mujeres
tenían que dar pecho a uno o más lactantes durante casi toda su vida adulta
A sus maridos frecuentemente
no le gustaba la apariencia de una madre dando pecho a su hijo. Sea cual fuere
la razón última, casi todas las mujeres ricas rechazaban amamantar a sus hijos.
Los niños de los ricos mamaban de los pechos de los pobres. Las familias más
ricas tenían sus propias amas de crías. Los recién nacidos de las ciudades de
Italia, Francia, Alemania e Inglaterra, eran enviadas al campo al tiempo del
parto para que los amamantaran las mujeres campesinas
Las madres que no podían
hacerse cargo de sus hijos podían abandonarlos, con la esperanza de que el
abandono fuera menos grave que el asesinato, y de que algún extraño caritativo
haría posible la supervivencia del niño.
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